Estamos en unos momentos difíciles para defender las costumbres y moral cristiana. Momentos estos en los que prima el “tanto tienes tanto vales” en nuestra sociedad consumista y globalizada.No estamos dados en estos tiempos a hacer ejercicios de autoconfesión, y de entonar el mea culpa para sabernos alejados de Cristo. No nos importa, nos da igual el cometer pecado, sea del grado que sea, pues no tenemos “temor de Dios”.Nos escondemos de nuestra religión, no hablamos de ella y la defendemos como si se tratara de cualquier otro estéril aspecto...