Escrito por Tomás.
Un estudio de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), realizado por el investigador de Ciencias del Deporte Juan Gavala González, concluye que sólo dos de cada diez costaleros (20,1%) realiza una preparación física adecuada al esfuerzo que supone una estación de penitencia. El trabajo, desarrollado para la tesis doctoral titulada 'La actividad física del costalero sevillano. Hábitos y costumbres', destaca además que, mientras el 90% ve esta actividad como un esfuerzo muy o bastante importante, poco más de la mitad afirma realizar un calentamiento.
En este trabajo, Juan Gavala ha hecho, además de un perfil de los costaleros, un análisis sobre sus hábitos durante todo el año, así como en Cuaresma y Semana Santa, incidiendo de manera exhaustiva en conocer cuál es su preparación física con vistas a la estación de penitencia.
Para ello, se ha tomado como población objeto a los integrantes de las cuadrillas que procesionan en Sevilla, cuyo volumen asciende a más de 8.000 hombres, de los cuales se ha utilizado una muestra de unos 1.400 sujetos según estimaciones del estudio, a los que se les pasó un cuestionario de manera autoadministrada.De esta forma, el autor ha visto como el 63,1% de los costaleros sevillanos afirman hacer una preparación física general para ponerse bajo las trabajaderas en Semana Santa. La gran mayoría entiende por preparación física hacer deporte (fútbol principalmente), andar o correr, lo cual se enmarca dentro de la práctica deportiva habitual; no es algo planificado expresamente para el costalero.
En un análisis más profundo de los datos, se extrae que sólo dos de cada diez costaleros realiza una preparación más adecuada al esfuerzo que supone una estación de penitencia. Además, poco más de la mitad de los encuestados afirman que realizan un calentamiento, lo que contrasta con que sea mayor el número de individuos que afirman que calentar es muy importante a la hora de preparar el cuerpo para el esfuerzo posterior y prevenir lesiones. A esto se suma que 7 de cada 10 costaleros no lleva a cabo ningún tipo de estiramiento al finalizar los ensayos o la estación de penitencia.
Perfil del costalero:
Según el estudio, el perfil medio del costalero sevillano es el de un hombre de entre 21 y 35 años. Comenzó a serlo, con el beneplácito de su entorno familiar y social, cuando tenía entre 18 y 21 años, de forma que lleva bajo las trabajaderas entre 6 y 10. Se trata, además, de una persona con estudios secundarios o superiores, empleado por cuenta ajena, con un trabajo más bien sedentario.
La carga que soporta el costalero ronda los 35 kilos, aunque este peso va a depender de algunas variables, como el tamaño del paso, el número de hombres que calza, la inclinación de la calle e, incluso, la experiencia del costalero que lleve a su lado. El número de relevos va a depender de la duración del recorrido, pero la mayoría afirma que suelen durar entre 45 y 60 minutos.ç
De media, a lo largo de la Semana Santa, realiza entre una o dos estaciones de penitencia y lo suele hacer, según recoge el estudio, con hermandades que, normalmente, tienen su templo relativamente cerca de la Catedral. Sale de costalero fundamentalmente por devoción y por afición, en este orden, y no tiene pensado retirarse, lo cual refleja que además de lo físico, esta labor lleva consigo una fuerte carga emotiva.
La frecuencia cardiaca en un deportista va subiendo conforme se desarrolla el ejercicio, de manera que cuando se alcanza su máximo se ve obligado a bajar la intensidad para poder recuperarse un poco y poder continuar el esfuerzo. En cambio, un costalero puede llegar a alcanzar su frecuencia cardiaca máxima en la primera chicotá no como consecuencia del esfuerzo sino debido a factores emocionales.
El centro del costalero:
En las conclusiones del trabajo, el autor recomienda la fundación de un Centro del Costalero, cuya labor sería la de aglutinar todas las investigaciones que desde las distintas ramas científicas se realizan entorno a esta figura de la Semana Santa.
Entre las funciones de este centro destaca la de valorar el estado de salud del costalero, proponiendo un entrenamiento adecuado a la tarea que va a realizar y a sus características propias. Para esto, tendría también que facilitar un espacio físico que permita a estas personas realizar su entrenamiento, un gimnasio adaptado a lo que tiene que hacer el costalero y que muchas veces le lleva a adoptar posturas forzadas sobre las que hay que trabajar de manera específica.
Por último, el estudio incide en la necesidad de sensibilizar al colectivo de costaleros en la importancia de realizar cuestiones simples como un pequeño calentamiento antes del esfuerzo, así como unos estiramientos después del mismo.
16 Junio 2010