
¡No lo podía creer!
Pagó la última ronda de unas cervezas que le habían sentado divinamen te después de una intensa semana de trabajo, se lo habían pasado bomba despotric ando del viaje del Papa, de la hipocresía de la Iglesia, de todo lo que les pedía el anticleri calismo que los unía como la amistad que se profesaba n y que les servía para estar...