"Las hermandades alientan capataces y cuadrillas del seno de la hermandad para hacerlas más manejables", afirmó el pregonero de la Semana Santa de Sevilla, que expuso que éste es uno de los principales motivos de la pérdida de prestigio del costalero
El pregonero de la Semana Santa de Sevilla en 2009, Enrique Henares afirmó en el Congreso de Costaleros de Marchena que "las hermandades alientan capataces y cuadrillas surgidas del seno de la hermandad para hacerlas más manejables", exponiendo que éste es uno de los principales motivos de la pérdida de prestigio del costalero, mientras que el antropólogo Mariano López nos ofreció una interesante documentación visual de antiguas cuadrillas, sus facturas, y entorno social que rodeaba al costalero y a la Sevilla a lo largo del siglo XX.
El Congreso de Costaleros Pasión a Hombros siempre deja alguna pincelada sobre ese mundillo interno de las hermandades que unos callan más y otros callan menos, como es el caso del pregonero de Semana Santa de 2009 en Sevilla, abogado y también costalero, Enrique Henares, quien fue tajante argumentando la pérdida de prestigio social y valoración del costalero debido a que "estamos llegando al extremo de que cualquiera puede ser capataz, y si es del seno de la hermandad, mejor, más manejable, mandamos nosotros", afirmó. "¿Quién lo permite? Las mismas hermandades que antaño llenaban de exigencias a los capataces profesionales en base a que la mejor valoración de la cofradía en la calle, a esos capataces y costaleros profesionales de los que tenemos tanto que aprender".
Henares insistió en que desde las hermandades se actúa de forma que "si manejo al capataz, la cuadrilla es mía, hago propia la cuadrilla de costaleros a la que manejo", exponiendo que los costaleros como "grupo de presión", han hecho últimamente "lo que no tienen que hacer", mientras que las hermandades "se han aprovechado de ellos", produciéndose una pérdida de las relaciones de verdadera confianza existente entre todas las partes.
"No se puede consentir que las hermandades establezcan normas, burocracia e instrucciones técnicas a los capataces en relación a los costaleros, imponer que lleven el paso quienes digan y forzasamente sean hermanos aunque carezcan de la técnica suficiente", por lo que aseveró que la figura del costalero "se ha devaluado y quiere seguir devaluada" con esta "ruptura con la tradición, que a la postre, ha traído problemas".
Henares, que antes que nada manifestó que los profesionales del costal eran "mal denominados" así porque en ellos concurrían en muchos casos motivaciones como la devoción, también dudó de que ésta sea estrictamente sentida y real en muchos costaleros de hoy en día, entendiendo que los factores de personalidad, emoción y sentimiento religioso "son muy subjetivos, nunca pueden valorarse, ya que el auténtico costalero lo es por afición, que es lo que choca frontalmente con lo que oficialmente se puede pretender por las hermandades", que no es otra cosa que lo anteriormente expuesto.
Por ello, puso el ejemplo de Frasquito, un costalero y trabajador de Sevilla que sin ser hermano de ninguna cofradía, profesa orgullo de ser costalero y lo vive con intensidad todo ese cúmulo de sensaciones, siendo un personaje anónimo y currante de la capital.
Henares afirmó que la consideración de hermanos costaleros en los folletos oficiales con el número de hermanos de las hermandades raya "el límite de la hipocresía", ya que dentro de las cuadrillas "los hay hermanos y no hermanos, y es una realidad que no se debe ocultar", añadiendo que "si no hay afición, no hay costalero, pero es mejor disimularlo hablando del costalero devoto".
Henares afirmó que la consideración de hermanos costaleros en los folletos oficiales con el número de hermanos de las hermandades raya "el límite de la hipocresía", ya que dentro de las cuadrillas "los hay hermanos y no hermanos, y es una realidad que no se debe ocultar", añadiendo que "si no hay afición, no hay costalero, pero es mejor disimularlo hablando del costalero devoto".
"Hay que huir de examinar los íntimos sentimientos religiosos de cada costalero", concluyó Henares, que añadió que "resulta injusto e impresentable prescindir de los buenos costaleros por la presunta existencia de los hermanos costaleros, con esto se vuelve a los tiempos de la mínima consideración social hacia el costalero, y se llega a dar eso del yo trabajo con o yo voy con (capataz) en vez de yo saco a (imagen titular)", finalizando "ni presunto profesionalismo ni devoción fingida, siempre respeto a esa afición, que es patrimonio del alma, y el alma patrimonio de Dios".
La Voz de Marchena(Miércoles, 24 de Noviembre de 2010)
8 Marzo 2011
8 Marzo 2011