Responsable y único intermediario en la
conexión entre trabajadera y costalero. Un buen costal debe
principalmente, permitir a la morcilla llegar a la séptima vértebra
cervical con facilidad, para que esto sea posible, y pese a que cada
costalero tiene un perímetro craneal distinto, las dimensiones del
costal deben ser el doble de este perímetro (aproximadamente 110 a 115
cm). Los costales de menor tamaño impiden a la morcilla desplazarse con
facilidad hasta la C7 y por tanto la carga recae sobre el resto de
vértebras cervicales, que como decíamos anteriormente son mucho más
débiles y delicadas. Convirtiendo la exposición bajo las trabajaderas en
un acto de completa irresponsabilidad. Asimismo, un costal pequeño
aprieta, incomoda e incluso marea y es erróneo pensar que acabará
cediendo a la carga.
La
morcilla es la pieza que amortigua la carga, debe medir aproximadamente
30 cm y ser razonablemente deformable a la aplicación del peso por lo
que no debe ser excesivamente duro.
Antes
del primer contacto con las trabajaderas el costal debe ofrecer la
morcilla como una superficie prácticamente horizontal, es por ello que
un buen costal tiene aproximadamente la misma anchura que la longitud de
la morcilla.
Tras el contacto con las trabajaderas se
forma la “cuna” del costal como consecuencia de un buen acoplamiento
con éstas. Se sigue manteniendo la horizontalidad de esta superficie
debido a que la morcilla baja con facilidad hasta la C7. Este
deslizamiento no significa que el costal este “suelto”, sino que la
carga recaen en el sitio correcto. Tal y como observamos en la imagen el
costal se ajusta pero no aprieta, y baja fácilmente. La visera debe
estar libre de arrugas, con toda la tela desliada hasta apreciar el
contorno.
La faja
La faja suple un déficit de musculatura
en la zona abdominal y lumbar y hace el efecto de contracción continúa
que requeriríamos de estas zonas. Debe situarse entre la cadera, nunca
por debajo pues estaría limitando el movimiento, y un poco antes de la
última costilla, siempre evitando al diafragma y así no restringiendo
nuestra capacidad respiratoria. Es por ello que no debe ser muy ancha.
Calzado
El
calzado más adecuado es la zapatilla deportiva; con cámara de aire,
elevación del talón y protección de la articulación. El uso de
alpargatas y demás tipos de calzado no son correctos para la importante
actividad física que se desarrolla.
Colocación bajo las trabajaderas:
Dos factores determinan la posición en la parihuela: los buenos hábitos posturales y el espacio disponible.
Rosauro Rubio Varo
Jorge Pérez
REVISTA "CRUZ DE GUÍA" HERMANDAD DEL SAGRADO DESCENDIMIENTO
18 de enero de 2013
EL COSTAL
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P. Coto