Los años no pasan en balde, los años de costal hacen mella en los cuerpos y evidentemente no se puede estar toda la vida debajo de los pasos como yo bien quisiera. Pero ¿Qué seria de mi sin el costal?, ¿Qué sería de mí sin escuchar "a esta eh"?, ¿Qué sería de mí sin llevarme una trabajadera al cuello?, ¿Qué sería de mí sin las noches de ensayos?
¿Qué tendrán las trabajaderas que tan enganchao me tienen?, ese rachear de alpargatas sobre el suelo de esta bendita tierra, ese crujir de la madera, esos momentos de apretar los dientes y tirar pa´rriba o cuando disfrutas de verdad, cuando el tiempo más que detenerse parece que vuelve atrás en cualquier
revirá.
¡Ay madre mía, que sería de mí sin mi costal!, sin que cada cuaresma comparta con él esos momentos que se quedan en la memoria por los siglos de los siglos, momentos de risas y lágrimas, lágrimas de alegría y emoción por pasear por la tierra de María Santísima a su Hijo.
Por el momento prefiero no pensar que seria de mi sin mi costal y soñar con la siguiente levantá fuerte para arriba y con toda la casta del mundo. Lo que tenga que llegar pues llegará....
Autor: Joaquin B.L.