“Les pido además que mantengan con claridad y sin equívocos
su clara identidad religiosa y que no consientan que la dimensión social
o cultural, de suyo relativa y secundaria, prevalezca sobre lo que debe
constituir el corazón de estas instituciones, que son, ante todo,
asociaciones públicas de fieles con una finalidad muy clara, el culto,
la santificación de sus miembros, el apostolado y el ejercicio de las
obras de caridad” explica Monseñor Asenjo en su carta.
Igualmente, valora los cultos que hacen las hermandades, dotados de belleza y esplendor, pero recuerda el valor de la esencia de los mismos por encima de la apariencia estética: “De poco servirían, queridos cofrades, vuestros cultos esplendorosos y la belleza de vuestras procesiones, si en vuestra vida asociativa la primera preocupación no es vuestra santificación, el amor a Jesucristo y a su santa Iglesia,la comunión fraterna, la unidad en el seno de la Hermandad y la comunión con los pobres. Estaríamos ante un enorme tinglado de cartón piedra, detrás del cual sólo existe el vacío”.
Igualmente, el Arzobispo insiste en su carta“en la importancia de la formación cofrade”, dado que “sólo se ama aquello que bien se conoce”.
Igualmente, valora los cultos que hacen las hermandades, dotados de belleza y esplendor, pero recuerda el valor de la esencia de los mismos por encima de la apariencia estética: “De poco servirían, queridos cofrades, vuestros cultos esplendorosos y la belleza de vuestras procesiones, si en vuestra vida asociativa la primera preocupación no es vuestra santificación, el amor a Jesucristo y a su santa Iglesia,la comunión fraterna, la unidad en el seno de la Hermandad y la comunión con los pobres. Estaríamos ante un enorme tinglado de cartón piedra, detrás del cual sólo existe el vacío”.
Igualmente, el Arzobispo insiste en su carta“en la importancia de la formación cofrade”, dado que “sólo se ama aquello que bien se conoce”.