Existen algunos personajes del mundo de las cofradías cuyas figuras crecen con el paso del tiempo. La de Salvador, o "El Gordo", o "El penitente" se agiganta a medida que van volando los años desde esa muerte suya que siempre parece que fue ayer. Porque el viejo capataz fue y representó tanto desde sus años juveniles como costalero hasta su consagración como maestro indiscutido e indiscutible de conductores de pasos y protagonizó tan vibrantes y hasta heroicas páginas a lo largo de su vida que su leyenda se agiganta según que los que conocen escogidos capítulos de su trayectoria vital los va dando a la luz.
Las cosas del "Penitente" ...las frases o las salidas de "El Gordo" ...su estilo como capataz de carácter firme y personalidad acusada...siguen estando en los corrillos cofrades. Esos que se forman a la terminación de algún culto solemne, como rúbrica feliz de una convivencia o con cualquiera de esos ingeniosos motivos que albergan, tras su fachada de futilidad , el entrañable y caritativo propósito de dar amistad al hambriento.
Aunque haya que hacerlo a la orilla de un papelón de pescado frito.
Salvador Dorado estuvo en la cima cuando las mejores cofradías se disputaban sus servicios. Y entonces fue cuando , como en tantos otros resquicios de su personalidad sin dobleces ni fisuras, demostró su culto inviolado a la lealtad.
Sacaba Los Negritos y fue requerido nada menos que por la Macarena. Aceptó en encargo que suponía el espaldarazo definitivo a su consagración...pero no abandonó los martillos del Cristo de la Fundación y la Virgen de los Angeles. Ni los de la Carretería cuyos pasos también habían de llevar sus hombres en una épica maratón costalera.
Era esa época que hoy parece imposible en la que no existían los "cangrejeros" . Los pasos iban solos. Sin público entusiasta a su alrededor. Y las cofradías que deseaban romper este ambiente un tanto gélido acudían a los capataces estrella que sabían, como dicen que impulsó aquel mítico Tarila , pionero de los gestos,las voces y los ademanes , entusiasmar tanto a los costaleros como al público espectador.
Y tal vez ocurrió cuando una de esas noches de Jueves Santo que Salvador traía el paso palio de la Virgen de los Ángeles por la calle Caballerizas de regreso a su capilla se le fue el santo al cielo probablemente por que estaría pensando no sin razonable preocupación en el autobús que ya esperaba a su gente para trasladarla a San Gil y mando arriar el paso donde no debía hacerlo. Exactamente en uno de los sectores de la calle en la que el acerado se estrecha más. Los que le acompañaban escucharon la orden aterrados, pero, conociendo el carácter violento y fuerte de Salvador, no osaron levantar la voz.
Las andas se incrustaron e a la fuerza entre los bordillos enfrentados de las aceras. Y tan embutidos quedaron que frenaron en seco el bamboleo de las originales bambalinas del palio que diseñara el genial Juan Miguel Sánchez.
Alguien, con un hilillo de voz, se atrevió a musitar al viejo capataz .
-Parece que ha entrado a presión...
Pero todos recobraron la calma, al menos en apariencia , cuando le oyeron decir, haciendo gala del más inconmovible aplomo:
-No importa. Todo lo que entra ....sale.
Fernando Moreno , el buen ex capataz de la Hiniesta, seguidor de la doctrina de la trabajadera y el martillo de "El Penitente" y admirador profundo de su obra suele contar esta anécdota . El empezó a conocer a Salvador Dorado cuando, con dieciséis años, lo nombraron fiscal de paso de Los Negritos...
Fuentes: A esta es.
8 de enero de 2014
Para los "Aficionados al Costal ". EL GORDO...
8:16
P. Coto