De la cruz a la tradición... por Alvaro Romero.

Un grupo de amigos palaciego en torno a la cruz de La luna de Horcajo

Hay años en que las tradiciones emergen de súbito, como si hubieran circulado subterráneas por la sensibilidad de quienes las guardan con especial celo mientras la vida latía de espaldas a los ritos atávicos. Esta primavera parece en Los Palacios y Villafranca justamente uno de esos destellos del pasado que logra unir la nostalgia de los abuelos con el entusiasmo renovado de los nietos, y por eso están llenas las cruces de mayo de un jolgorio infantil que parecía haber desaparecido en la última década y ahora resulta que sólo era un espejismo: siguen triunfando las cruces, que conforman una colorida ruta por la que los palaciegos transitan con sus retoños vestidos de flamencos, disfrutando de farolillos y el tapeo, las sevillanas y los reencuentros.

Un total de 20 cruces conforman el mapa festivo de mayo en Los Palacios, repartidas por todos los rincones de este municipio de 38.000 habitantes. Las hay en zonas jóvenes de la periferia, organizadas por nuevos matrimonios que vivieron de chicos las cruces en sus barrios, como es el caso de las asociaciones de vecinos El Muro o La Haya, o como la llamada, oportunamente, La Primavera, en la avenida de Oslo. Las hay en zonas que no han perdido jamás la tradición de montar la cruz, como la de la calle Rafael Montesinos que lleva por nombre el del antiguo manchón que dio lugar al barrio: La Cañaílla. O la de la calle Larra, cuyos vecinos han recuperado este año para el pueblo otra de las fiestas ancestrales que vuelve a ilusionar a los más pequeños: Los Judas, el Domingo de Resurrección. O la de la calleDonoso Cortés, de las más rumbosas y alegres. También hay cruces por el centro, como la situada entre la Plaza de España y la callecita Ramón y Cajal, que aglutina bares, cafeterías y heladerías como principal atractivo; o la que lleva por nombre la plaza donde se monta, La Concordia. Hay cruces organizadas por hermandades, como la que organiza la Vera Cruz en la Laguna de Caro. Las hay que incluso incorporan atracciones para los más pequeños, como una feria de sopetón, como ocurre en los bulevares del Horcajo o de La Nana. Hay cruces incluso en las pedanías, como ocurre en Maribáñez, donde se han montado dos: la de Ronda Bonanza y la del Parque Maribáñez. Ayer salieron algunos pasitos por distintas zonas del pueblo. 

El de Los Servitas, por ejemplo. Mañana, será la hermandad de La Borriquita la que ponga el broche a las Cruces con su tradicional Desfile de Pasitos Infantiles, que alcanza la XXII edición. Aunque fue la tertulia cofrade El Último Varal quien inició este particular evento cofrade para crear una cantera de costaleros, ha sido el grupo joven que preside Emilio José Pérez, con la colaboración de otros hermanos a los que se les despertó el gusanillo de la trabajadera precisamente de pequeños en este Desfile –como Pepe Coto o Enrique González– el que consolidado la iniciativa. La procesión recorrerá el domingo al mediodía las calles del barrio de La Almazara. Costaleros de la hermandad como Salvador Llera y José Antonio Gallardo llevan semanas ensayando con los críos para que sea un desfile procesional de altura.

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