22 de diciembre de 2011

No me dejes, Madre mía...


Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada María,
te ofrezco en este día
alma, vida y corazón,
mírame con compasión,
no me dejes, Madre mía.

22 Diciembre 2011

Comparte