A MANOLO MAURI
Desde el pasado viernes día 17 tengo necesidad de escribir y la verdad es que no sé cómo comenzar. Pero sé que mientras no lo haga no me quedaré tranquilo conmigo mismo, ya que esa mañana recibo una llamada que al escuchar quién la hacía, porque reconocí la voz, el corazón me dio un vuelco, cuando me dijo que mi amigo y hermano había fallecido.
No me lo quería creer porque estaba perfectamente enterado de la operación que le habían hecho y su post-operatorio, que siendo no muy rápido, tampoco nos hacia presagiar el fatal desenlace. Pero la realidad es dura y las continuas llamadas que recibía a lo largo de la mañana de nuestros amigos y hermanos mutuos, me hacía aceptar cada vez más la cruda realidad; y era más difícil creérselo porque yo cuando llamaba para interesarme por su salud, lo hacia a su móvil, el cual cuando no lo tomaba Chelo, decía con voz bastante juvenil, que yo no sé de donde la había sacado: ”HOLA SOY MANOLO, NO PUEDO ATENDERTE. DÉJAME TU MENSAJE”.
Y mi mente se va a los años 80 cuando tuve la gran suerte de conocerlo junto a Chelo y todo el grupo que se formó para poder hacer realidad lo que con el tiempo es nuestra Hermandad. Él junto con Enrique, Antonio y Joselito, todos ellos ya unidos otra vez, junto con Consuelo (ya estarán formando algo allí junto al Padre) y el resto del grupo que se formó, no hacíamos más que inventar cosas para sacar algunas pesetillas que ayudasen a pagar las trampas que teníamos: verbenas, rifas de coches, cestas de Navidad, loterías... ¡yo que sé!, y él era uno de los que inventaba más cosas. Cuando se le ocurría algo me decía: "Vicente, se me ha ocurrido ….." y yo me echaba a temblar y le comentaba: "pero Manolo, dime también cómo se puede hacer".
Infinidad de anécdotas jalonan los 20 años que estuvimos juntos. Entre otras, un año montando él la palmera del paso en Santa Maria la Blanca, comenzó a ponerle la cuerda al tronco y cuando llevaba ya casi una hora poniéndola le pregunto: "Manolo, ¿te queda mucho?". Y me dice: "¿Que si me queda? ¡la punta está todavía por la puerta de Currela!". Y otra vez que en una reunión le dije: "Manolo, eres al único tío que yo digo que lo quiero. ¿será posible?". Y él se limitó a sonreír socarronamente.
Especial mención haría yo a las reuniones que hacíamos en nuestras casas, ¡qué bien lo pasábamos! Ante unas tapitas y alguna cosilla más, resolvíamos todos los problemas que tuviésemos y hacíamos verdadera hermandad.
Manolo era un artista. Recuerdo el estreno de Diego Corrientes, Historia de un Mito. ¡Que día más bueno pasamos!. Y su afición a la poesía; de vez en cuando nos veíamos y me decía: "mira esta poesía". Yo la leía con detenimiento, y sin ser entendido, la verdad es que la mayoría de ellas me gustaban, aunque yo de poesía estoy pegado.
Yo estoy convencido que ahora junto al Padre seguirá escribiendo y cuando Él tenga a bien el reunirnos, tendrá muchas poesías preparadas para poder deleitarnos con ellas.
Manolo, que el Señor te tenga en la Gloria y que sepas que todos los que te queremos rezaremos para que así sea. Y reza tú también por todos nosotros y muy especialmente por los miembros de tu Hermandad por la cual tú luchaste tanto.
DESCANSE EN PAZ NUESTRO HERMANO MANOLO.