EL ORIGEN DEL COSTALERO
El nombre de costalero no fue en un principio el original. Costalero proviene de «costal», una tela de arpillera que se colocaba sobre la cabeza para protegerse del peso de la parihuela y que usaban en su trabajo los cargadores y estibadores de las bodegas y muelles.
El nombre de costalero no fue en un principio el original. Costalero proviene de «costal», una tela de arpillera que se colocaba sobre la cabeza para protegerse del peso de la parihuela y que usaban en su trabajo los cargadores y estibadores de las bodegas y muelles.
Fue el de «mozo de carga» el término primitivo, ya que eran estos los que antaño se encargaban de cargar las parihuelas, y por tal motivo eran remunerados.
Pero tampoco fue el nombre de costalero el que sustituyó al de «mozo de carga», pues en Sevilla, y durante el siglo pasado, a gran parte de este gremio se le distinguió con el nombre de «gallegos». Esto se debe a que los trabajos de carga y descarga casi siempre se llevaban a cargo por personas que provenían de aquella región y, por lo tanto, el término de «gallego» es anterior y similar al del costalero de hoy.
Las cuadrillas de costaleros profesionales, que han llegado hasta nuestros días, estaban formadas por hombres acostumbrados a trabajos que requerían un gran esfuerzo, que después, con la mecanización fue, aunque no el único, uno de los factores que ayudaron a la desaparición del costalero profesional.
Pero tampoco fue el nombre de costalero el que sustituyó al de «mozo de carga», pues en Sevilla, y durante el siglo pasado, a gran parte de este gremio se le distinguió con el nombre de «gallegos». Esto se debe a que los trabajos de carga y descarga casi siempre se llevaban a cargo por personas que provenían de aquella región y, por lo tanto, el término de «gallego» es anterior y similar al del costalero de hoy.
Las cuadrillas de costaleros profesionales, que han llegado hasta nuestros días, estaban formadas por hombres acostumbrados a trabajos que requerían un gran esfuerzo, que después, con la mecanización fue, aunque no el único, uno de los factores que ayudaron a la desaparición del costalero profesional.
El costalero se protege la cabeza y el cuello con la ropa o costal, una especie de cabezal que se ajusta a la frente y que está compuesto por una tela áspera y rígida que es la arpillera y otra mas suave que es la muselina; a la altura de la nuca posee un cilindro, la «morcilla», que es sobre la que descansa la trabajadera, que es el travesaño que va de «costero a costero» dentro de la parihuela. Aparte del costal, el costalero debe de llevar una buena faja bien liada a la cintura para que le sirva de protección a la columna lumbar.
Toda la disciplina de los costaleros que forman una cuadrilla depende del capataz que es la persona que, colocada en la delantera del paso, va dirigiendo al paso. A su vez, el capataz es el que golpea el llamador o martillo y que sirve para colocar a los costaleros debajo del paso y ordena al mismo que se levante, ande o se pare. En la trasera del paso, se sitúa el «contraguía», que tiene la misión de repetir las órdenes que manda el capataz, ya que a la «trasera del paso», las ordenes del capataz no llegan con la claridad suficiente como para ser oídas. Debajo del paso, los costaleros, según su colocación de delante hacia atrás, se sitúan en filas o en «varas»: la «primera», la «segunda», la «tercera»... y según su posición lateral en «costeros», que son los que van pegados al respiradero, los «fijadores», que son los que ayudan a los «costeros» y los «corrientes», que van en el medio. Los costaleros que van colocados en las esquinas del paso son denominados, por estar al lado de la pata o «zanco», «pateros».
En la década de los años setenta, podemos apreciar el comienzo del fin de los costaleros profesionales. En 1.973, la Hermandad de los estudiantes de Sevilla, fue la primera en la que los costaleros del paso del Cristo fueron los propios hermanos. Al año siguiente, le siguió la Hermandad jerezana de las Angustias y en el año 1.975 la tercera Hermandad que realizó dicho cambio fue la de LOS AFLIGIDOS de El Puerto. Actualmente, existe un boom dentro del mundo costaleril, en el que cientos de jóvenes acuden a las "igualás" de las cuadrillas con la esperanza y la ilusión de poder cargar a sus titulares, aunque esa ilusión se desvanezca dado el alto número de Hermanos que acuden y que no pueden ser admitidos dentro de la cuadrilla porque ésta se ve desbordada.
Alejandro Fernández Galván