Con los hermanos costaleros, se inicia también un nuevo trámite, si no de estreno sí muy distinto al existente anteriormente, se trata de "la igualá", llamada antes la lista, porque básicamente eso es lo que hacían los capataces, pasar lista y rellenar algún posible hueco con nuevos costaleros. En la mayoría de las ocasiones se sabía de antemano quien faltaba u quien ocuparía su puesto, de ahí el nombre de lista, "la igualá" propiamente dicha se realizaba el mismo día de la salida, debido a que era y es fundamental llevar a los hombres bien situados en función de la altura de su trabajo.
José Ariza Mancera pasando lista antiguamente. Manolo Villanueva con la "Lista"
Como decíamos , con la llegada de los hermanos y los ensayos, el primer día se cita a los miembros y aspirantes de cada cuadrilla sufre un importante cambio, de pasar lista se pasa a igualas a los nuevos - aunque realmente no son sino demandantes o aspirantes-, para ir metiéndolos o viendo donde podrían encajar el momento o la necesidad.
Como la afición a salir de costalero va creciendo y aumentando , cada vez acude más gente a ese primer día en que se verá con qué personas se cuenta y qué aspirantes se presentan, se avisa de los días de ensayo y qse va cerrando "la igualá" del paso y es así como se empieza a llamar "igualá" a ese día de primera revista de la cuadrilla.
La explosión demográfica que experimentan las cuadrillas en cuanto a participartes hace que alguna de estas "igualás" se desborde de gente pidiendo trabajo. Estamos en un momento dulce en cuanto a nivel de participación se refiere, pues como quiera que sea, los regimientos de solicitantes de sitio en las trabajaderas permite de algún modo que el capataz tenga donde escoger, en todos los sentidos.
Si vimos antes cómo las cuadrillas de hermanos se formaron con el número justo para completas los sitios en los palos, y se fueron paulatinamente añadiendo costaleros que iban de relevo, y finalmente como se llegaron a doblar cuadrillas y meter peones de refresco para cuadrilla de las dobladas, nos podemos imaginar la cantidad de personas que , sintiéndose en edad y capacidad de formar parte de las cuadrillas, acuden a pedir trabajo.
A veces se han visto "igualás" en las que había centenas de hombres queriendo entrar en cuadrante, auténtico desbordamiento y masificación que impedían incluso igualar o trabajar en condiciones. En ocaciones se han tenido que citar en días distintos a los nuevos y a los ya pertenecientes a la cuadrilla para que el capataz pudiera llevar a cabo su tarea de forma medianamente cómoda.
El lugar natural que se suele utilizar a día de hoy para este menester también ha variado en algunas ocasiones con respecto al que antes se utilizaba. Los capataces del tercer cuarto siglo XX utilizaban bares y tabernas de las proximidades del barrio donde vivían como cuarteles generales y después solían igualar y repasar "la igualá" en alguna plaza amplia de las inmediaciones a la iglesia donde radicaba la hermandad. En esta fase actual de vida de las cuadrillas no suele existir ese cuartel general al no existir capataces de profesión y las citan e "igualás" tienen como punto de encuentro la propia iglesia o casa hermandad cuando ésta tiene las dimensiones suficientes.
EL PUNTO. Bar histórico en el mundo de los capataces y costaleros de Sevilla. +Información http://bit.ly/1jAANVI
Recordamos que la aglomeración de costaleros por cuadrilla y la forma de vida actual hacen que muchos hombres acudan al ensayo vestidos de forma particular y necesitan un espacio donde cambiarse y dejar la ropa con que han acudido antes de vestirse de costalero. Si multiplicamos esta circunstancia por el número de hombres que llevan el paso, cualquier dependencia que no hace demasiado se utilizaba a tal efecto queda pequeña. Incluso el mismo día de la salida, aunque no se necesite tanto sitio, hay que rehabilitar un lugar para que el capataz pueda repasar la "igualá", repartir los relevos y transmitir las últimas órdenes y palabras a los costaleros. Hemos de decir , que la evolución de las formas ha traído el caso de que algunos capataces prefieran repartir los papeles de los relevos, es decir, de los sitios designados para que haya cambio de costaleros, algún día previo al de la salida procesional.
No ha cambiado sin embargo ni la finalidad ni el desarrollo de la "igualá". Los costaleros de mayor estatura van para las delanteras y los de menor estatura para las traseras, y dentro de cada trabajadera , los más altos en los costeros y los más bajos en las corrientes, quedando los intermedios como "fijadores". Como también ha ocurrido siempre, la confianza que genere cada peón en el capataz puede influir, y de hecho lo hace, en el lugar que ocupe en el paso, queremos decir que, a veces, alguien que es más bajo que otro trabaja un zanco mientras el otro lo fija, por poner un ejemplo, basándose el capataz en este cambio de responsabilidades en función de la confianza ganada con los años de trabajo de cada costalero. Este movimiento táctico suele ser desmentido por los capataces por querer dejar claro que todos los costaleros son iguales y ocupan su lugar en el paso exclusivamente en función de su estatura.
Fuentes: A ESTA ES. |