Médicos y especialistas analizan la norma de marcar una edad de jubilación para los costaleros
¿Es la de los 50 años una edad aconsejable desde el punto de vista médico para dejar el costal? ¿A partir de esa barrera el salir de costalero supone asumir ciertos riesgos para la salud? ¿Qué dicen los médicos y los especialistas al respecto?
La norma de la hermandad de la Esperanza de Triana de fijar la jubilación de sus costaleros a los 50 años es por lo general bien vista por los especialistas en medicina consultados por este periódico, si bien se presta a muchas y variadas matizaciones.
Uno de los más escépticos con esta medida es el traumatólogo del Hospital Quirón Sagrado Corazón y jefe de los servicios médicos del Sevilla FC, Daniel Cansino, cuyo testimonio tiene además el valor añadido de ser costalero de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Paradas. «El establecer un límite de edad para salir de costalero no tiene un sentido estrictamente médico. Eso es como decirle a un futbolista que a partir de los 32 años se tiene que retirar», explica. «Una persona con 50 años con una preparación física adecuada, que a lo largo del año se mantenga en peso, haga deporte y tenga tonificada la musculatura de la espalda no tiene ninguna contraindicación para salir de costalero. Entiendo que la hermandad esté buscando un relevo generacional en la cuadrilla, pero desde el punto de vista estrictamente médico lo mismo podría haber puesto como límite los 45 años o los 55 ». Y concluye: «El carné de identidad no tiene por qué retirar de la actividad a un costalero con 50 años que tenga una preparación física adecuada».
El doctor Antonio Escribano, especialista en endocrinología y nutrición y medicina deportiva, señala por su parte que en líneas generales no ve mal esta limitación de edad. «Habría que valorar cada caso. Una persona entrenada y que haya hecho deporte toda su vida podría aguantar un poquito más e incluso, dependiendo de la flexibilidad de la hermandad en cuestión, se le podría permitir al costalero que haga más descansos, pero está bien limitada su participación a los 50 años». «A esa edad –explica quien fue asesor nutricionista de los costaleros de la Macarena durante años– es cierto que ya se asumen ciertos riesgos a contraer alguna lesión muscular o ósea y no hay por qué complicarse la vida. Una persona que sufra osteoporosis puede llegar a romperse una vértebra en una levantá», apunta. Escribano cree, no obstante, que la experiencia de estos «costaleros seniors» puede ser muy aprovechablepor las hermandades para que asesoraran a la gente más joven, adiestrándoles en cómo ponerse u costal o cómo gestionar una levantá o una chicotá.
Una opinión similar mantiene el capataz Antonio Santiago,quien asegura que es a partir de los 45 años cuando «empieza a haber más deterioro» en el aparto locomotor. El veterano capataz cree que la de los 50 años es una «buena edad» para decir adiós a los pasos, aunque advierte que este tema tiene muchas connotaciones. «Hay gente corriendo maratones con 50 años que se cuida al máximo y gente con menos de 50 con barriga y sobrepeso excesivo. Todo va a depender de la condición física de la persona, pero por lo general veo bien que los 50 años sea una edad límite».
Santiago ha sido testigo de cómo en las últimas décadas se han ido rejuveneciendo las cuadrillas de costaleros. «Antiguamente era gente mayor la que se metía debajo de los pasos, pero era porque, debido a su trabajo, estaba acostumbrada a esfuerzos de carga y a tareas más físicas. Hoy día, sin embargo, la mayoría de los trabajos son sedentarios y salvo que uno se cuide expresamente, a esa edad no se está tan preparado para grandes esfuerzos físicos».
También Paco Ceballos, capataz del misterio de las Tres Caídas, cree «razonable» que una hermandad como la Esperanza de Triana, «donde a la igualá del Cristo se presentan entre 200 y 250 nuevos aspirantes», se plantee fijar unos límites «para darle sitio a la gente que viene detrás».
«TENGO 51, PERO QUIERO ESTAR HASTA 2018»
Para los capataces de la Esperanza de Triana, Paco Ceballos (Cristo) y Juanma López (Virgen), la aplicación de las nuevas normas sobre costaleros –se causa baja a los 50 años y tras 25 años de pertenencia a la cuadrilla– no supondrá ningún trauma. De hecho, de los 162 costaleros que suman las cuadrillas de ambos pasos, sólo uno sobrepasa los 50.
Se trata de Luis Arcos, un umbreteño que vive en Olivares y que a sus 51 años se ha convertido en el abuelo de la cuadrilla de la Esperanza. Según las nuevas normas aprobadas por la cofradía de la calle Pureza, la de 2016 debería ser la última Madrugá de Luis bajo las trabajaderas de «la Morena», como llama afectivamente a la Virgen de la Esperanza. Pero después de 25 años bajo su manto –cumplirá precisamente las bodas de plata en la Madrugá de 2016–, Luis sueña con seguir hasta el año 2018 y retirarse coincidiendo con el sexto centenario de los orígenes de la hermandad de la Esperanza. «Pero me debo a mi capataz y me retiraré cuando mi hermandad me lo ordene. Todo por mi Morena. Si por fuerza mayor tengo que retirarme, me iré con la cabeza muy alta».
De los 96 costaleros que integran la cuadrilla del misterio de las Tres Caídas, por ejemplo, sólo seis se ven afectados en parte por la nueva norma. Y no por su carné de identidad, sino porque sacan más de una cofradía entre el Viernes de Dolores y el Martes Santo, cuando el límite es una. «Tendrán que elegir», dice Paco Ceballos